jueves, 15 de abril de 2010

Photoshop o el arte de ser una sílfide


Hoy en los telediarios, salta como noticia importante que una cantante (¿se puede considerar a Britney Spears como tal? Bueno, ése es otro tema) decide que se publiquen unas fotos publicitarias sin retoques, mostrando tal y como es. Lo que llama la atención es precisamente esto, que el enseñar cómo se es realmente atreviéndose a mostrar lo que algunos denominan "defectos", véase celulitis, papada, arrugas, etc., todo aquello que parece "molestar" a la vista se pueda llegar a considerar un delito. Si nos descuidamos, "tener chicha" es pornografía... Pero de la dura. Ésos mismos que "denigran" el cuerpo femenino y sus características formas curvilíneas no sé qué pensarían de la forma en que veían a las mujeres grandes pintores como Rubens y sus tres Gracias; de Modigliani y las modelos que posaron para él; de Goya y esa Maja tan discreta vestida o tan pudorosamente seductora al desnudo; o de Velázquez y su serena Venus. Seguramente les harían "fotochó" a diestro y siniestro ocultando su belleza. Un sacrilegio.

Al igual que hoy, hace unos años saltó a la palestra o mejor dicho, a la pasarela Cibeles, para más señas, que se debía superar un número determinado de IMC (Índice de Masa Corporal), llegando así a evitar la promoción de maniquíes anoréxicas y bulímicas. Bien. Reivindicar que las mujeres que allí aparecen no son todas las que existimos, no está mal. Vamos por buen camino. Porque hoy en día, parece que lo raro es reivindicar que las mujeres, las verdaderas mujeres, no somos como se nos intenta inculcar desde los medios que debemos ser, renunciar a nuestras curvas y pequeños detalles que nos diferencian y hacen que seamos únicas unas de otras. Quizás la moda de recauchutarse el ABS y la tracción trasera mientras se es el espíritu de la golosina está en alza desde hace unos años, pero hace apenas unos cincuenta o sesenta años, el canon de belleza femenina era otro totalmente diferente, en el que se representaba las formas femeninas tal cual son, redondas y normales, como la mayoría de las mujeres. Me estoy refiriendo a Marilyn, a Ava, a las maggioratas, el tipo de mujer mediterráneo, todo curvas y genio explosivo, a las que Pedro Almodóvar dijo de ellas que son "auténticas fuerzas de la naturaleza, con un culo y unas tetas en las que toda la familia se apoya para sobrevivir" (sic). Si no existiesen, alguien debería inventarlas. Si no fuese por ellas, la autoestima de muchas mujeres estaría por los suelos, la mía, la primera. ¿Qué sería de las mujeres como yo? ¿En quién nos podríamos "ver" (uuufff ojalá pudiese llegarle a los tacones a alguna de ellas) en momento de fiebre anoréxica cuyas reinas con Kate Moss y Twiggy?

Sin embargo, este verano un diseñador famosísimo alemán, soltó una perlita tachando a toda mujer que no sea plana, no es digna de llevar sus modelos. Bien bien... Señor Lagerfeld: a ver si se entera, las mujeres reales y absolutamente femeninas ¡TENEMOS CURVAS! Y si no las tuviésemos, no seríamos mujeres. Usted, con su última máxima, jamás vestiría a una rubia como Marilyn Monroe, ni a una morena como Sofía Loren ni a una pelirroja como Rita Hayworth. Las mujeres no te queremos ni tú nos mereces. Sastrecillo de pacotilla.

Pd. Main Herr Lagerfeld: Si le retase a un duelo, éste sería mi guante...

1 comentario:

Marino Baler dijo...

Donde esté una mujer, en todo su esplendor, con todas sus curvas, es imposible que haya comparación con una escuálida. Pero para gustos los colores... aunque bien podrían servir las mujeres.

Bessets.