jueves, 28 de octubre de 2010

Lengüetinaje (o libertinaje del lenguaje)

Esta es una de esas semanas "raras" en cuanto a acontecimientos y noticias en medios de comunicación se refiere, más que las noticias, sus protagonistas y su formas de expresarse. Por un lado tenemos a un afamado escritor cuya excelsa parte del cuerpo (que mi admirado Quevedo un buen día dedicó una oda a sus gracias y desgracias) mulle cada día en un mayúsculo sillón de una institución que limpia, fija y da esplendor, y sus dedicatorias tan finas a un hombre emocionado y lloroso dignas del mejor trono del señor Roca, sentando cátedra, como buen académico, de utilizar lo mismo para sentarse como para hablar.

Otro magnífico ejemplo de buen uso del lenguaje es una jovencita prolija en predicciones de encuentros interplanetarios, que, poco contenta con haber "contradecido", se queda más ancha que larga con el gran acontecimiento del palabro interestelar "vejativa".

Vergonzoso. Vergüenza me da que intelectuales y políticos hagan mal uso del lenguaje y tengan malas formas de expresión, por muy ministra o académico se sea. No tienen perdón alguno. Sin piedad. No concibo el esnobismo prepotente existente en este país donde las "altas esferas" actúan con libertinaje lingüístico porque sí, porque son así de chulos y de "guays", porque ellos "lo valen". Estas personas, precisamente por ser personajes públicos, deberían guardar sus formas y actuar dialécticamente en la forma que se debe hacer, la apropiada, que no son analfabetos y buenas carreras universitarias (¿verdad Leire?) tienen. Más quisieran tener la educación y la correcta expresión del lenguaje que mucha gente sin estudios y sin sus cuentas corrientes; de ciudadanos de a pie que al menos, una vez en su vida, han leído un libro o dos, o más y quizá hayan encontrado algún que otro gazapo histórico en los libros de "alas tristes" que otros escriben (y no quiero señalar a nadie...).

Pd. A lo mejor es que un hombre llorando es poco viril, viril como tú, ¿verdad, "Mister T"?
Ppd. Para no dejar tan mal sabor de boca (en el sentido literal de "boca", no lo que tiene la T mayúscula de la RAE como tal) e irse a la cama riendo un poco, una imitación de los chicos de Muchachada Nui (o los antiguos Hora Chanante, como se prefiera).



2 comentarios:

Marino Baler dijo...

Entre estos y la Esteban vamos apañados en este país...

Un besset.

Manuel Márquez dijo...

El dedo en la llaga, compa Palmira, desde luego que sí que lo has puesto con esta reseña. Lo del mal hablar de personajes públicos de todo tipo, pelaje y ámbito es un mal cada día más extendido, y que no es sino la consecuencia de algo tan elemental, como es el hecho de que no se lee (los mensajes SMS y los títulos de vídeos de Youtube no cuentan, claro...). Una auténtica pena. En cuanto a lo del ínclito machote, lo suyo no es una cuestión de ignorancia (que este tipo, saber, seguro que sí sabe...), sino más bien de ánimo de provocar, en pos de no dejar de estar en el “candelabro”, bajo el viejo dictum aquel de “que hablen de mí, aunque sea bien...”. Pena más grande todavía.

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.