jueves, 24 de febrero de 2011

La mata de albahaca

Ilustración de Leandro Lamas.


La primavera se atisba a corto, muy corto plazo, y con ella una mata de albahaca fresca, verde, lozana, como la reinante en mi ventana.


No es casualidad la cóncava curva dibujada en mis labios mientras la riego, pues resulta inevitable recrear la historia de la niña que riega albahaca:
"Era un sastre que tenía tres hijas y en el balcón de la casa había una mata de albahaca que era regada cada día por ellas.
Un día salió a regar la mata de albahaca la hija mayor. Y cuando estaba regándola, pasó por allí el hijo del rey y le dijo:
-Niña que riega la albahaca, ¿cuántas hojitas tiene la mata?
Y como no supo responder se fue el hijo del rey para su palacio.
Al día siguiente pasó otra vez el hijo del rey por la casa y salió la hermana segunda a regar la albahaca, y él le hizo la misma pregunta:
-Niña que riega la albahaca, ¿cuántas hojitas tiene la mata?
Tampoco supo responder y el hijo del rey se fue para su palacio.
El tercer día, cuando volvió el hijo del rey a pasar por la casa, la hermana menor pasó a regar la albahaca, y él le hizo la misma pregunta que a las otras:
-Niña que riega la albahaca, ¿cuántas hojitas tiene la mata?
Y ella le respondió:
-Caballero zaragotero, ¿cuántas estrellitas tiene el cielo?
Y como el hijo del rey no supo responder a esta pregunta, se fue a su palacio muy avergonzado y pensó "Esto no quedará así y me la pagará".
Avergonzado, el hijo del rey al ver que no había podido responder a la pregunta de la hermana menor, se disfrazó de encajero y salió a vender encajes a todas partes. Llegó a la casa en donde vivían las tres hermanas y salieron a ver qué vendía. Cuando la hermana menor escogió por fin una puntilla, le dijo al encajero:
-¿Cuánto quiere usted por esta puntilla?
Y él le dijo:
-Por esta puntilla un beso.
Ella, sin pensarlo dos veces y ante tan preciosa puntilla, le besó.
Al día siguiente el hijo del rey volvió como antes a la casa de las tres hermanas. Como sucedía habitualmente, salieron la hermana mayor y mediana sin darle respuesta, hasta que la menor apareció en el balcón:
-Niña que riega la albahaca, ¿cuántas hojitas tiene la mata?
Ella respondió como la primera vez:
-Caballero zaragotero, ¿cuántas estrellitas tiene el cielo?
El príncipe, muy avispado contestó:
-Y el beso del encajero, ¿estuvo malo o estuvo bueno?
La niña, avergonzada, sin saber qué responder, se metió en la casa. Enfadada y deseosa de vengar la jugarreta que le hizo, pensó: "Esto no puede quedar así, me las pagará".
Al cabo de los días el hijo del rey cayó enfermo y no había médico que lo pudiera curar. La niña se enteró de la noticia y sin titubear, se disfrazó de médico y marchó a palacio. Al presentarse frente al rey, le dijo:
-Yo vengo, señor rey, a curar a su hijo.
La dejaron entrar y consultó con los otros médicos, y contundente aseveró:
-Para que sane el príncipe hay que meterle un nabo en el culo.
Con que bueno, el falso médico invitó al príncipe a bajarse los calzones y a colocarse en postura cuadrúpeda dejando en pompa el lugar donde la espalda pierde su buen nombre. Cogió un nabo en una mano y un mazo en la otra y... ¡Zas! Entre sollozos y alaridos principescos, el nabo encajó en el culo a la perfección.
A los dos días, un curado príncipe, volvió a la casa de la mata de albahaca con sus preguntas a las tres hermanas, cuando llegó el turno a la pequeña, preguntó:
-Niña que riega la albahaca, ¿cuántas hojitas tiene la mata?
Y ella le respondió como antes:
-Caballero zaragotero, ¿cuántas estrellitas tiene el cielo?
El hijo del rey creyó que iba a salirse con la suya como antes y le preguntó:
-Y el beso del encajero, ¿estuvo malo o estuvo bueno?
Pero se engañó el hijo del rey, porque apenas había preguntado eso de antes, cuando ella le preguntó:
-Y el nabo por el culo, ¿estaba blando o estaba duro?
Entonces, el príncipe comprendió que ella había sido la que le había metido el nabo por el culo y que estaba completamente enamorado de ella. Le propuso matrimonio y como ella también lo estaba de él, se casaron y pasaron muchos años descubriendo cuántas hojitas tenía la mata y cuántas estrellitas había en el cielo."

2 comentarios:

La Niña que riega la albahaca dijo...

¡Cómo me encanta! Justo el sábado volví a contarla por aclamación popular.

¡Viva la transgresión!

Palmira Oliván dijo...

¡Cuá(e)nto echo de menos tus tantos cue(a)ntos!

¡Viva la transgresión oral!

Pd. A falta de nabo, buenos son rábanos.