viernes, 4 de febrero de 2011

Bailando bembé

Suena suave la melodía cadenciosa como caricia para los oídos y tímida de mí, me dejo seducir por el son provocador, caliente y seductor, incesante en su deseo de arrastrarme a experimentar los placeres del vaivén en mis curvas. Mis manos, no son manos, se convierten en alas, paradoja celestial comparada con el calor infernal de mi piel, del balanceo de mis pechos, del coqueteo de mis hombros, del ritmo desenfrenado y circular de mis caderas, del fuego de mi mirada, de mi sonrisa pícara. Una vez más, se sale con la suya: dejo de ser mi rol para ser una mujer, una mujer sensual, libre, carnal, poderosa, consciente de todos sus encantos y sus placeres.

Bailar es algo orgásmico, mágico, erótico. Sola o en compañía, pero siempre con mucha confianza en mí, porque me da terrible vergüenza hacerlo con alguien desconocido. Es como hacer el amor: hay que hacerlo con mucho cariño, muy despacito, con mucho tacto y cada vez será diferente, siempre será la primera.

Hoy he vuelto a bailar bembé, y vuelvo a mí, a la mujer que soy e irremediablemente aparece esta canción, por su melodía y por su letra más verdadera que el respirar, como me dijo alguien una vez: soy la que baila bembé y todos y cada uno de los versos de esta canción, "Ella baila bembé" de Amparanoia, y especialmente los siguientes, dedicados por esta persona en aquella tarde de baile, descalzos en la hierba, me describe tal y como soy:

"¿Y quién es ella? Pregunta por ahí, cuenta la leyenda de aquél que no puede resistir su encanto, por la acera al caminar, chicha por delante y chicha por detrás, marcando el paso al ritmo de la vida, sus ojos negros ni un detalle descuidan, sabe que en la jungla no se puede despistar, se puede hablar pero nunca confiar, clara como el agua le gustan las cosas, con la mirada para delante, siempre orgullosa, a veces tranqui, a veces peligrosa, pica como una abeja, vuela como una mariposa..."


...Gracias. Por hacer que vuelva la mujer que soy.



1 comentario:

K. Crimson dijo...

Baila pequeña burbuleta y muestra al mundo la mujer que eres, la que ví bailar descalza en la fresca hierba (más vida, inteligencia, encanto y arte no se puede aguantar...).

No cambies nunca chiquitina.