miércoles, 11 de agosto de 2010

Unos chapines rojos




En una casita de Kansas vivía Dorothy con sus padres y su perrito Totó, hasta que un día, llegó un inesperado tornado arrasando con todo lo que se encontraba a su paso. La casa voló y voló hasta llegar a un lugar recóndito, perdido, cayendo justo encima de la bruja del Norte a la que dejó patitiesa de mortalidad, cuyo cadáver únicamente se podía ver unos chapines de un rojo rubí brillante de los que Dorothy se apropió. Más tarde comprendió que eran el medio para volver a casa. A su casa. Le bastaría calzárselos, unir tres veces consecutivas sus talones, cerrar los ojos y pedir un deseo para que se le fuese concedido. Y lo consiguió. Porque todo deseo está al otro lado del Arco Iris, y sólo basta con desearlo de verdad... Y unos chapines rojos.



Unos simples chapines rojos... Parece que Dorothy-Judy Garland habla/canta las palabras de esta escena por la persona que veo en el espejo. Si encuentro los chapines, los haré sonar.






1 comentario:

Felipe Medina dijo...

Inigualabre Judy Garland.Su vida fue todo lo contrario de lo que nos hizo deleitarnos en sus películas y canciones.

Vivió atormentada este prodigio de mujer

Besos,compañera