sábado, 25 de septiembre de 2010

Cordornices en pétalos de rosa


Es un secreto a voces mi fascinación por el mundo gastronómico, más que por saber combinar sabores, texturas y olores, por las sensaciones y emociones que provoca la acción y las reacciones posteriores, porque cocinar, es algo más que preparar de tal manera "x" alimentos para facilitar la asimilación de nutrientes en nuestro cuerpo, es todo un acto de amor en el que tanto como quien cocina y quien degustan ponen los cinco sentidos y una pizca de sentimiento (de ahí el dicho que el gran ingrediente es el cariño que se pone): uno para dar lo mejor de sí mismo transformado en vianda y el otro para recibirlo con agradecimiento. El mejor momento es el primer bocado: una alfombra roja de aromas anteceden a su llegada esperada y ahí está, tan jugoso y apetecible, la obra efímera regalada será tomada por su dueño y la mirada expectante no será suya, sino de quien se entrega cocinando esperando una reacción, un gesto... Y el extásis se hizo. La comunión gastro-erótico-sensual en el que un simple gemido, un "mmmmmmm" o un "ooooohhhh" dan el visto bueno a la obra-entrega y la cara de satisfacción de ambos denotan la exquisitez y el éxito del plato... Cocinar es eso, es algo más que la alquimia de mezclar alimentos y transformalos en plato, es muy sensual, digamos que es como hacer el amor, cuyo momento cumbre es el "orgasmo" que siente el otro en el primer bocado.


Me encanta cocinar, disfruto mucho haciéndolo y me gusta ver, sentir si lo que cocino gusta o no. Algo así le ocurría a Tita, la protagonista de "Como agua para chocolate" de Laura Esquivel, pequeña joya del realismo mágico que tanto se da en la literatura latinoamericana, donde se combinan a la perfección lo sobrenatural con lo mundano, desgranando la relación de Tita con/para la comida, cómo la utiliza como instrumento de expresión con los demás, y en especial, con Pedro, con quien mantiene una historia de amor imposible. Primero leí el libro, me resultó delicioso, y después ví la película, fiel al libro, y en ambas, la parte que más me gusta, es la receta de "Codornices en pétalos de rosa", metáfora perfecta de lo que significa cocinar:


"CODORNICES EN PÉTALOS DE ROSA


INGREDIENTES:

  • 12 rosas (rojas, si es posible)
  • 12 castañas
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 2 cucharadas de fécula de maíz
  • 2 gotas de esencia de rosas
  • 2 cucharadas de anís
  • 2 cucharadas de miel
  • 2 ajos
  • 6 codornices
  • 1 pithaya

    PREPARACIÓN:

    Con cuidado, separar los pétalos de rosas, tratando de no pincharse los dedos, porque: a) es doloroso y b) si los pétalos se impregnan de sangre, alteran el sabor del plato y puede provocar reacciones químicas peligrosas.

    Pero Tita, con la profunda emoción de haber recibido un ramo de rosas de Pedro, no recordó ese pequeño detalle. Ésta era la primera emoción profunda que sentía desde el día de la boda de su hermana, cuando Pedro le dijo que la amaba. Mamá Elena sospechaba lo que podría pasar si Pedro y Tita tenían oportunidad de estar solos. Hasta ahora, Mamá Elena se había ingeniado formas de mantenerlos a distancia. Entre todas las mujeres de la casa, Tita era muy capaz de tomar la vacante de cocinera, y de la cocina escapaban los sabores, los olores, las texturas y lo que éstas pudieran provocar.

    Tita era el último eslabón de una cadena de cocineras que sabían los secretos de la cocina, la mejor exponente de este maravilloso arte culinario. Por lo tanto, Tita fue nombrada cocinera oficial del rancho; esta noticia fue bien recibida por todos. Tita aceptó el cargo con agrado, pero sentía la ausencia de Nacha.

    Tita se sentía muy deprimida porque, con la muerte de Nacha, Tita se encontraba muy sola. Como si hubiera muerto su propia madre. Pedro, tratando de levantar su espíritu, le llevó un ramo de rosas al cumplir su primer aniversario como cocinera del rancho. Pero Rosaura que esperaba su primer bebé, cuando vió que Pedro le dió las rosas a Tita y no a ella, Rosaura se marchó de la sala llorando.

    Con una mirada, Mamá Elena ordenó a Tita que salga de la sala y que se libre de las rosas. Mamá Elena, con otra mirada a Pedro, le dió a entender que él podía remediar la situación. Pedro, pidiendo disculpas, salió en busca de Rosaura. Las rosas eran de color rosado, pero Tita las apretó con tanta fuerza, que las sangre de sus manos y su pecho las pintó de rojo. ¡Estaban tan hermosas! No era posible tirarlas a la basura por dos motivos. Primero, porque nunca había recibido flores; segundo, porque Pedro le había dado las flores. De pronto, escuchó la voz de Nacha, quien le dictaba al oído una receta prehispánica donde se utilizaban pétalos de rosa. Tita no recordaba la receta porque para hacerla se necesitaban faisanes, y en el rancho no había esa clase de ave.

    Lo único que tenía en ese momento eran codornices. Tita cambió un poco la receta; lo importante era usar las flores.

    Con eso en mente, salió al patio a perseguir codornices. Atrapó seis, las llevó a la cocina y las mató. Esto no fue fácil porque Tita las había cuidado y alimentado.

    Tita respiró hondo, agarró a la primera ave y le retorció el pescuezo como hacía Nacha. Pero Tita hizo esto con poca fuerza y la pobre codorniz no murió, sino que se fue quejando por toda la cocina con la cabeza colgando de lado. Tita comprendió que no podía ser débil: esto o había que hacerlo con firmeza o causaba gran dolor a las codornices. Tita pensó en la fuerza de Mamá Elena, la cual mataba sin piedad. La boda de Pedro con Rosaura había dejado a Tita como a esta codorniz, con la cabeza y el alma fracturada. Para que no sufra más, y en un acto de piedad terminó de matarla. Fue más fácil con las otras. Tita se imaginaba que cada ave tenía un huevo tibio en el buche y que ella piadosamente las liberaba de ese martirio con darles un buen golpe. Cuando era niña, era obligatorio desayunar con un huevo tibio, cosa que Tita odiaba.

    Tita realizaba todas las tareas en la cocina como las realizaba Nacha: desplumaba las aves en seco, le sacaba las vísceras y las freía.


    Después de desplumarlas y vaciarlas, se les atan las patas a cada una para que mantengan esa posición mientras se doran en la mantequilla, con sal y pimienta a gusto.

    Es importante desplumarlas en seco, porque sumergirlas en agua hirviendo cambia el sabor de la carne. Éste es uno de los muchos secretos de la cocina que sólo se adquieren con la práctica. Rosaura no había querido participar en las actividades culinarias desde que se quemó las manos en el comal, por eso ella ignoraba éste y muchos otros conocimientos gastronómicos. Sin embargo, no se saber por qué, pero Rosaura intentó cocinar en una ocasión. Cuando Tita amablemente quiso darle consejos, Rosaura se enfadó y le pidió que la dejara sola en la cocina.

    Obviamente el arroz se pegó, la carne estaba salada, y el postre se quemó. Nadie en la mesa se atrevió a mostrar ningún gesto desagradable, pues Mamá Elena había comentado:

    -Es la primera vez que Rosaura cocina y opino que no lo hizo tan mal. ¿Qué opina usted, Pedro?
    Pedro no quiso ofender a su esposa y respondió:

    -No, para ser la primera vez no está tan mal.

    Por supuesto, esa tarde toda la familia se enfermó del estómago.


    Fue una verdadera tragedia, claro que no tanta como la que se alzó en el rancho ese día. La fusión de la sangre de Tita con los pétalos de las rosas que Pedro le había regalado resultó ser de lo más explosiva.

    Cuando se sentaron en la mesa había un ambiente un poco tenso, pero esto no aumentó hasta que se sirvieron las codornices. Pedro, no contento con haber provocado los celos de su esposa, saboreó el primer bocado del platillo, cerró los ojos y exclamó:

    -¡Éste es un placer de los dioses!

    Mamá Elena, aunque reconoció que se trataba de un guiso verdaderamente exquisito, con fastidio respondió:

    -Tiene demasiada sal.

    Rosaura, pretextando náuseas y mareos, no pudo comer más que tres bocados. En cambio a Gertrudis algo raro le pasó.

    Parecía que el alimento le producía a Gertrudis un efecto afrodisíaco y empezó a sentir un intenso calor que le invadía las piernas. Un cosquilleo en el centro de su cuerpo no la dejaba estar correctamente sentada en la silla. Empezó a sudar y a imaginar que se sentiría sentada a lomo de un caballo, abrazada por un villista que ella había visto en la plaza del pueblo, oliendo a sudor, a tierra a vida y a muerte. Gertrudis iba al mercado con Chencha, la sirvienta, cuando lo vió entrar por la calle principal de Piedras Negras, y venía al frente de todos, como capitán de la tropa. Vió muchas noches junto al fuego, deseando la compañía de una mujer a la cual él pudiera besar, una mujer a la que pudiera abrazar, una mujer... Como ella. Sacó su pañuelo y trató de que junto con su sudor se fueran de su mente todos esos pensamientos pecaminosos.

    Pero era inútil. Algo extraño le pasaba. Trató de buscar apoyo en Tita, pero Tita estaba ausente. El cuerpo de Tita estaba correctamente sentado en la silla, pero no había ningún signo de vida en sus ojos. Tan raro este fenómeno, parecía que su ser se había disuelto en la salsa de las rosas, en el cuerpo de las codornices, en el vino y en cada uno de los olores de la comida. De esta manera Tita penetraba en el cuerpo de Pedro, voluptuosa, aromática, calurosa, completamente sensual.

    Parecía que habían descubierto un código nuevo de comunicación en el que Tita era la emisora, Pedro el receptor y Gertrudis la que sintetizaba esta relación sexual, a través de la comida.

    Pedro no se resistió, la dejó entrar hasta el último rincón de su ser sin poder quitarse la vista el uno del otro. Le dijo: "Nunca había probado algo tan exquisito, muchas gracias". "

    "Como agua para chocolate", Laura Esquivel.







  • lunes, 20 de septiembre de 2010

    Summertime

    Las últimas pinceladas del verano se difuminan en un atardecer rojo donde las nubes toman de la mano al sol, esta vez tímido y nostálgico, para dar los primeros pasos del último baile del verano. Los violines despiertan quedos y sigilosos abriendo paso a una lánguida trompeta y una voz cálida y mimosa...
    Son los primeros compases de "Summertime", canción abanderada del jazz, de sonido cadente, sensual, erótico, sinuoso e insinuante, adjetivos muy alejados de la realidad, pues tiene un contenido mucho más inocente y cándido: es una canción de cuna de la cultura afroamericana que habla de la época de esclavitud. De las versiones existentes, me quedo con Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, la voz de la gran dama del jazz y la trompeta triste de Louis para una pieza de desgarro e ironía:

    "Verano
    y la vida es fácil
    los peces están saltando
    y el algodón está alto.

    Tu papá es rico
    tu mamá es guapa,
    así que, calla, pequeño,
    no llores.

    Una de estas mañanas
    vas a levantarte cantando
    luego desplegarás tus alas
    y volarás por el cielo.

    Pero hasta esa mañana
    no hay nada que te pueda dañar
    con papá y mamá cuidándote.

    No llores..."
    Hoy, día último del verano, se despide así, abrazado susurrando una nana. Una delicia para los sentidos.








    viernes, 17 de septiembre de 2010

    Pequeñas gotas... de felicidad


    Para algunos la felicidad es algo difícil de alcanzar. Para otros, se consigue cuando nuestros deseos se cumplen y sólo duran ese momentito. Para unos pocos, la felicidad se encuentra en el placer de las cosas cotidianas, pequeños gestos y guiños aparentemente carentes de importancia y paradójicamente las más gratificantes que, si se saben encontrar día a día, la felicidad resulta ser una constante en la vida, como si fuésemos llenando un jarrón de agua gotita a gotita para mantener viva una flor.

    Quiero compartir este vídeo con vosotros, veréis que es muy sencillo, sin grandes adornos ni frases lapidarias, simplemente hace sonreír y sentirse bien. Algo así es la felicidad.

    Pd. Flores, llenad vuestros jarrones ;)





    sábado, 11 de septiembre de 2010

    She's a lady

    Hay canciones que sin saber por qué se hacen hueco dentro de los universos musicales particulares de cada uno, y en el mío, Tom Jones tiene el suyo propio. Sí, ya lo sé, puede resultar anacrónico que me guste, incluso hortera (porque Tom es o ha sido un poco "chulo playa"), pero a mí me da lo mismo, lo que importa es si su música hace sentir o no. Y sí, sí que lo hace, con éxito diría yo, porque es oir los rugidos de el Tigre de Gales y la pérdida temporal de la noción de tiempo, lugar y vergüenza es instantánea. Una de las canciones que consiguen este efecto es "She's a lady", canción que escribió a su novia (y ahora esposa) en 1970 (si en el fondo Tom, no es tan "chulo playa como aparenta"), tiene una letra sencilla y un ritmo muy pegadizo, muy pop, que unido a la voz soul de él, hace que sea una delicia.

    Esta canción pidió permiso para entrar en mi universo musical el día que ví la película "Agnes Brown", la primera que dirigió Angelica Houston, un film maravilloso y enternecedor, una historia ambientada en el Dublín de la década de los 70 y centrada en la vida de una mujer madre de siete hijos, familia que debe sacar adelante desde que se queda viuda, eso sí, toma las riendas de su vida desde una perspectiva muy positiva y sin olvidar uno de los sueños de su vida, conocer a Tom Jones, y ese momento, muy conmovedor y enternecedor, porque, después de todas las vicisitudes por las que vive la protagonista, la mujer trabajadora de un barrio de Dublín, ve cumplido su sueño, y además, le canta que "es una dama".

    Maravillosa, chispeante, rítmica, alegre y halagadora. Desde luego, este rugido del tigretón galés merece tener su entrada...

    Pd. A todas las mujeres maravillosas que se han cruzado en mi camino. Y a los hombres que reconocen las joyitas que tienen. ¡Gracias chicas!



    Traducción "She's a lady" de Tom Jones
    Bien, ella es todo lo que quería
    Es el tipo de chica que quisiera impresionar y llevar a cenar
    Bien, ella siempre ha sabido su postura
    Tiene estilo, tiene gracia, es una ganadora.
    Es una dama, es una dama.
    Hablando de esa damita, y esa dama es mía.
    Bien, nunca se entromete
    Siempre tiene algo agradable que decir, qué encanto.
    No puedo abandonarla
    Sabiendo que está bien sola y no hay nada de malo en ello.
    Es una dama, es una dama.
    Hablando de esa damita, y esa dama es mía.
    Bien, nunca pide mucho y no la rechazo.
    Siempre la trato con respeto, nunca abusaría de ella.
    Me costó mucho encontrarla y no quiero perderla.
    Ayúdame a construir una mansión con mi pequeño montón de arcilla.
    Bien, ella me conoce.
    Puede comprenderme y eso no es fácil.
    Me conoce en el interior,
    Sabe lo que hacer y cómo satisfacerme.
    Es una dama, es una dama.
    Hablando de esa damita, y esa dama es mía.

    martes, 7 de septiembre de 2010

    Táctica y estrategia

    Bastaron un par de miradas furtivas, de esas que se lanzan medio tímidas, medio atrevidas, y un par de sonrisas de "me gusta cómo miras, quiero acercarme, pero dame un segundo para atreverme". Pasó ese segundo y el encuentro se produjo. Entre un "¿fumamos?" y un "¿qué te apetece tomar?", las miradas se tornaron en caricias y las palabras en abrazos susurrados. Acunados por la calidez de la noche, nació la seducción perfecta, preámbulo de algo hermoso. Él mostró sus deseos y sus miedos, a tientas entre osadía y pudor, con las manos abiertas, ofreciéndole muchos más besos y sueños que estrellas en el cielo. Ella se sintió segura, halagada y deseada, intentaba guardarse los rubores y las mariposas sin éxito, pues el brillo y la dulzura de su mirada por y para él, lo decía todo, sin dejar a dudas que estaba dispuesta a recibir todo lo que él le ofrecía. Él musitó su táctica y ella, su estrategia:

    "-Mi táctica es mirarte, aprender cómo sos, quererte como sos. Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible. Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto, pero quedarme con vos. Mi táctica es ser franco y saber que sos franca, y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos.

    -Mi estrategia es en cambio, más profunda y más simple, mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites."

    (Diálogo adaptado de la poesía "Táctica y estrategia" de Mario Benedetti.)

    Pd.
    La seducción perfecta para enamorarse y decir un "sí".


    viernes, 3 de septiembre de 2010

    La República Independiente de mi Casa

    Hoy, en conmemoración de refranes y dichos tipo "Hija, cuando seas madre comerás huevos" y/o "Hijo, cuando seas padre comerás carne" y frases míticas tras una trastada o evento tales como: "Ahhhhhhhhh ¡mañana hablaremos del Gobierno!", he decidido redactar los artículos de la Constitución de la República Independiente de Mi (actual y futura) Casa.

    Fdo. La Presidenta.

    Artículo 1.

    "Toda República debe tener un himno. Y una bandera. Las Leyes se deciden en el Parlamento. Y a pesar de ser una República, puede tener un Rey o una Reina. Los habitantes tienen la obligación de cuidar su flora y su fauna. En la República, el derecho a huelga es un derecho legítimo, lo mismo que el derecho a dormir. Y por Ley, los "invasores" serán respetados. Todas estas leyes podrán cambiar en el momento en el que me dé la gana..."