jueves, 7 de agosto de 2014

Los besos de Agosto...

(Para la lectura de este "post", se recomienda leerlo con la voz de Karen Souza de fondo... Puedes hacerlo si pinchas la vídeo-lista de reproducción que hay al final de la entrada. Elige la versión que más te guste y disfruta :) ) 




Asomada en la terraza, como "La mujer en la ventana" de Dalí, ensimismada viendo pasar las luces de los barquitos, oigo que preguntas qué me apetece tomar. Con mi mirada absorta en el reflejo de las luces del pueblo sobre el mar y los codos apoyados en la barandilla, tu pregunta se mezcla con la voz de Karen Souza y el sonido de las olas, "entreoyesoñándote", tu voz me despierta, mis labios se giran y piden una "piñacolada" como deseo... Sin girar el cuerpo e intuyendo tu sonrisa en mi espalda, en lo que dura tu paseo a la cocina dispuesto a complacer mi deseo, decido esperar tu regreso recostando mi cuerpo en los cojines del sofá de la terraza.



Con la mirada perdida en las olas, los pies estirados y con la caricia de la brisa, los aromas a madreselva y jazmín me embriagan entrando en un estado onírico, espeso, sensual, dulzarrón, de esos de cerrar los ojos, querer retener esa sensación por siempre y ser consciente que sólo dura un instante, contener ese aroma en un suspiro y saber que sí, que así quedará por siempre en la memoria. Entonces, sonrío... Una ráfaga de brisa fresca me estremece, refrescando este orgasmo multisensorial, erizando mi piel y, apareces tú, con dos copas en las manos y tu sonrisa complacida, cómplice, de "voyeur"... Porque tú sabes qué ha pasado, qué he sentido, sin decir una sola palabra... Porque sólo mirándome lo sabes... Porque tú y yo sabemos, que hay veces, que no hacen falta manos, ni labios... Que con la brisa, el jazmín, las olas y Karen Souza de fondo, también es posible... 



Te sonrío. "Gracias". Me sonríes. Guiñas un ojo. Te sientas en el otro extremo del sofá. Pruebo la "piñacolada". Mmmmmmmmmm... "Qué bueno...". Vuelvo a sonreír. Te miro. Sonríes... Reclinas la cabeza hacia atrás en uno de los cojines, estiras las piernas, bebes un sorbo y... Te dejas llevar por la brisa, el jazmín, las olas, la música... Como antes hice yo. Entonces, te miro. Tú, avispado y morboso, te dejas llevar sin cerrar los ojos... Tan valiente, sostienes mi mirada, la sonrisa pícara y amorosa de mi mirada... Adoro la sonrisa de tu mirada. Entonces... Mis ojos comienzan a besar tus ojos, con cadencia y sin prisa... Tu nariz, tus mejillas... Acaricio con mis pestañas... Tus comisuras, tus labios... Mis ojos se recrean en un beso lento, dulce... En tus labios, tu barbilla... Rozo tu cuello con la caída de mis párpados, mis pestañas... Llegar al "bósforo", tu "bósforo", allí donde se unen tu cuello y las clavículas... Besarlo intensamente con los ojos... Sonreír. Saber que sonríes. Saber que piensas que te miraré ahora y no... Todavía no. Ahora mis ojos te miran como si fuesen mis manos... Tu clavícula, la piel que limita con el botón abierto de tu camisa justo ahí, entre tu "bósforo" y tu pecho... Desear desabrochar el resto de botones... Y desabrocharlos con la mirada... Y, en lo que humedezco mis labios y en un sensual y lento pestañeo, alzo mi mirada buscando la tuya... Nos sonreímos, nos miramos y... Sabemos qué ha pasado, qué hemos sentido, sin decir una sola palabra... Porque sólo mirándonos lo sabemos... Porque tú y yo sabemos, que estas miradas, tan nuestras, son los primeros pasos previos a las manos, los labios... A nosotros. 



... Así son nuestras noches de verano en Agosto... De brisa, jazmín, olas, música y... De besos con los ojos... 


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Corroboro mi comentario del post "conquistador": bienaventurado, bienhallado y hombre 5 estrellas el que te conquiste, te consiga y te conserve a su lado... Vales una jartá!

Besazo, caprichito de mujéh!

Anónimo dijo...

Enamórate de un hombre de verdad...

"Si algún día llegas a leer estas palabras, quiero pedirte unos minutos de tu tiempo... para tratar de explicarte. No puedo pedirte que te enamores de un extraño, eso es absurdo; pero, quiero pedirte que, al momento de entregar tu corazón, lo hagas a sabiendas de que quien está a tu lado, es un hombre que sabrá amarte y apreciarte por la mujer que eres.

Quiero pedirte, que te enamores de un hombre de verdad; uno, que te persiga con la mirada, como un león hambriento; y que, se pierda en el brillo de tus ojos, aún en la oscuridad. Enamórate de un hombre, para el cual tú seas la única mujer en este mundo; y, que sea capaz de construirte un castillo, aún solo tenga un lápiz y papel.

No puedo pedirte que te enamores de un hombre que lo haga todo; sin embargo, te pido que te enamores de un hombre que esté dispuesto a hacerlo todo por ti. Quiero que te enamores de un hombre con la suficiente hombría para cocinar por las noches, o cuando estés cansada. Un hombre que pueda coser un botón de tu blusa favorita, para que puedas llegar a tiempo a esa reunión; y, por qué no, que te diga al oído que: todo estará bien.

Enamórate de un hombre que valore a Dios, a la familia y los amigos. Pues en la vida, necesitará de todos ellos. Y, si es un ladrón, procura que te robe solo algunos besos; pues, ya te habrá robado el corazón. Quiero que te enamores de aquel que acaricie tu rostro y juegue con tu pelo, así sabrás que su mente está solo contigo. Cualquiera puede decir un “te amo”; pero, el amor se demuestra cada día, y en los pequeños: “te quiero”.

Quiero que te enamores de un hombre que procure llenarte de alegría; y que te haga sonreír, aún en tus días más difíciles. Enamórate de aquel hombre, que no se aproveche de ti, ni aún en tus momentos de vulnerabilidad. Un verdadero hombre te respetará, incluso, cuando tu no quieras. Enamórate de un hombre que no haga alarde de los bienes que tiene; sino, que sepa apreciar aquello que ha vivido, las personas con las cuales ha compartido y las experiencias que ha acumulado.

Enamórate de alguien a quien le guste cocinar y ejercitarse, así tendrás la excusa perfecta para comer tus caprichos; y luego, pasar el tiempo juntos: “quemando esas calorías”. Quiero que te enamores de un hombre que esté dispuesto a llevarte la contraria; y, que tenga un punto de vista distinto al tuyo. Así, en la salud, la distancia o la enfermedad, sabrás que siempre podrás contar con alguien que estará a tu lado: a pesar, de cualquier diferencia.

Enamórate de un hombre que te tenga presente a cada momento del día; y, que te llene de detalles. Un hombre, que jamás te oculte lo que siente; y te diga, lo que necesitas saber. Quiero que te enamores de alguien que sepa escucharte, aún en el sórdido silencio del olvido. Enamórate de un hombre que sea libre, que sea tuyo; que te ame, y que se deje amar por ti. Enamórate de alguien que, aunque no sea yo, te haga feliz.

Al final, si aún no has comprendido, eres tan digna de este amor tan tuyo y tan mío, que aquel de quien te enamores sabrá, que: solo un hombre de verdad, es digno de ti."

Fran dijo...

Saludos. Recuerdo cuando escribí este post en 2013 (elatic0.blogspot.com/2013/07/enamorate-de-un-hombre-de-verdad.html)

Gracias, por compartirlo.