sábado, 25 de junio de 2011

Noche de estreno

Anoche por fín estrenamos, con mezcla de nervios e ilusión y lleno absoluto en la sala, un público entregado y agradecido. Todo salió perfecto, era tanto el empeño y el "buen rollo" existente entre nosotros que supimos armonizar las partes en un todo. Fue magnífica la mezcla, la fusión de formas de recitado, del flamenco a la lírica, del pop al rap, pasando por la dramatización y la pintura. Ecléctico y fantástico. Genial.

Por mi parte, satisfecha por quitarme la espinita del "pánico escénico", por fin he salido de él para volver a ser yo, más yo. Más "marinera en tierra" que nunca, me lancé con Alberti. Aunque la timidez y las ganas de esconderme al recibir aplausos eso no lo puedo evitar jejeje, me muero de vergüenza.

Y sí, también hubo algo que jamás me había ocurrido: la primera vez que me regalan una rosa. Así es, la primera vez en 33 años que me regalan una flor. Increíble, pero cierto. Fue algo bonito y simbólico para mí porque, fui a quitarme una espinita y recibo una rosa.

domingo, 19 de junio de 2011

You got the love

Me da mucha energía. En los días bajos, es un "chute" vitalista para continuar caminando. En los días altos, enciende la mecha y la explosión para irradiar luz y energía es instantánea. Es algo así como una oración, y me acompaña desde hace años, desde que la oí hace otros tantos en el último episodio de "Sexo en Nueva York". Desde entonces, siempre crea el mismo resultado, me emociona, me eriza la piel, me dan ganas de bailar, saltar, gritar... En definitiva, me hace sentir viva.

Muy viva. Mucho.






sábado, 18 de junio de 2011

Lo mío es puro teatro

No, no es que me haya vuelto una vampiresa despiadada a quien reprochar con un "Lo tuyo es puro teatro" como hacía La Lupe, no. He vuelto a las tablas. Sin pensarlo. Ni una sola vez. De cabeza. Zas.

Tenía esa espinita clavada desde hace años, volver a recuperar la suficiente valentía y arrojo para poder subir a los escenarios, ganar la batalla al miedo escénico que un día apareció y me impedía hacer algo que me encanta: estar en un escenario frente a un mar de personas, ser yo sin ser yo y dar vida palabras, emociones, que otros sintieron.

Me da vida. Y este viernes, el 24 de junio, día de San Juan, estrenamos. Será un recital, un café-teatro con colaboraciones artístícas de otra índole, musica, danza y pintura. Mucho arte. Algo que necesitaba, buscaba y al fín, encontré, para volver a la vida, volver a mí. Y será en mi tetería favorita, punto de encuentro artístico-cultural de mi ciudad, donde tantas he disfrutado de cuentacuentos, conciertos y de sus tés "mil y una noches" y, donde también, para qué negarlo, he soñado estar subida en el escenario.

Los cambios de los 33 ya empiezan a surgir...

Pd. Yo no quiero ser una chica Almodóvar... Ya lo soy... Como la Maura, como Victoria Abril, un poquitín lista, un poquitín boba...


viernes, 10 de junio de 2011

Caramelos de menta



El calor del sol vespertino acariciaba su tierna piel acunándola en un dulce adormecer, alejándola de los ecos de las voces que la llamaban. Era feliz. Su felicidad se podía atrapar en sus sonrientes y rosados labios, en su negro cabello ensortijado liberado de unas perfectas trenzas, en sus brazos y sus pies refrescados por la húmeda hierba… Inocencia. ¿Era feliz o inocente? Ambas cosas. La inocencia es felicidad cuando tan sólo se tiene 8 años, como ella, pero aún es pequeña para saberlo y sigue disfrutando del placentero sueño que le proporciona los rayos del sol hasta que, la sigilosa brisa susurra con mimo su rostro, despertándola cariñosamente con un mensaje un tanto incomprensible: caramelos de menta. -”¿Caramelos de menta?”- pensó para sí y, sin saber porqué se levantó de un respingo, dejó que sus pequeños pies caminaran por la vereda hasta llegar a la alameda, donde se sentó en una cómoda piedra bajo la frígida sombra. Recogió con sus manos un puñado de piedrecitas, lanzando una a una al río, intentando romper el silencio de las rumorosas aguas con el chapoteo.

      -¡Eh! ¡Me vas a sacar un ojo!-exclamó una voz desde la indivisable orilla del río. Era él, otro feliz inocente que disfrutaba del arrullo del sol.
      -¡Perdona, no era mi intención molestarte! ¡Tan sólo descansaba un rato antes de seguir buscando!-gritaba desde lo alto la niña.
Él, aún adormecido, se levantó con torpeza y corrió hasta ella:
      -¿Qué buscas? Por aquí no hay nada que encontrar, nada interesante que buscar.
      -No sé que busco, tan sólo sé que me he despertado con la necesidad de buscar caramelos de menta.
      -¿Caramelos de menta? ¡Qué cosa más extraña! Si dijeses que buscabas el jardín secreto…Me lo creería, porque yo busco uno.
      -¿El jardín secreto? ¿Por qué buscas uno?
      -No me gusta lo que veo y siempre he soñado con encontrarlo, para colgarme en sus ramas, oler sus flores y bañarme en su lago…Para escapar de lo que no me gusta y ser un poco más feliz- confesó el risueño niño de ojos verdes.
      -Mmmmmm…-pensó ella mientras sus negras pupilas miraban la expectante mirada de manzana- ¡Ven conmigo!

Cogió su mano tirando de él mientras corrían por el resplanceciente verdor de la hierba. Ella sabía donde iba, él no, pero un sentimiento de miedo, sorpresa y alegría le inundaba el corazón; no sabía porqué se dejaba llevar por aquella niña que acababa de conocer, pero su
deseo de encontrar el jardín secreto le hizo arriesgar.

Se pararon en seco ante un gran muro invisible por el tapiz de yedra que lo adornaba. Ella, segura de lo que hacía, levantó una cortina de enredadera descubriendo una pequeña puerta. Abrió la puerta y, un lugar de fantasía real se abrió para ellos: los árboles frutales llenos de frutas; los rosales, azaleas y campanillas les daban la bienvenida con sus tintineantes aromas; el lago, límpido y cristalino albergaba los nenúfares mas bellos y, los majestuosos cisnes bailaban entrelazando sus cuellos. El placer de haberse realizado sus deseos se tranformó en brincos, risas y sonrisas:

        -¡Guau! ¡Es el jardín secreto! ¡Sí!- él, rió gozoso y mirándole a los ojos le agradeció el haberle conocido aquel día- He encontrado mi jardín.

Ella, sosteniendo su rostro entre sus manos y mirándole sus deliciosos ojos, se acercó y le besó los párpados.

        -Y yo mis caramelos de menta.”

martes, 7 de junio de 2011

Ternera vs ternura



Cuenta Albert Espinosa, el escritor que me regalaron este cumpleaños ("Si tú me dices ven, lo dejo todo... Pero dime ven", del que me he "enamorado", sus libros son muy "sentíos", sencillos y con corazón), que un día una amiga suya pidió en una carnicería un kilo de ternera y le salió "ternura", entonces el carnicero contestó: "Si tuviera ternura le pondría kilo y medio". Preciosa anécdota, mucho más cotidiana que surrealista de lo que imaginamos.

Eso mismo hace falta en este mundo, más ternura, más comprensión, respeto y amor para todos aquellos que nos negamos a ser iguales que los demás por obligación. Soy tierna, que no ñoña ni cursi, tierna, sin más. Quisieron hacerme cambiar las circunstancias, las obligaciones, "la jungla"... Pero no puedo. No puedo y (desde hace algún tiempo) no quiero dejar de serlo, ni subestimar y negar la persona que soy por ser quien se quiere que sea. Ya, ya sé que la ternura resulta muy obscena, está muy mal visto serlo porque denota debilidad o sensiblería... Da mucho miedo. Entonces, no te toman en serio, se piensa que no eres así realmente; o sí que se toma en serio, pero no te entienden, no te comprenden, te rechazan o te hacen daño (con la excusa del "ya espabilará"). No quiero "espabilar". No quiero que me hagan daño. Seguiré siendo tierna, lo soy por naturaleza y es algo que no se cambia. Porque en alguna parte, en algún lugar, alguien lo entiende, comprende y respeta... Y acepta sin miedo recibir algo más de kilo y medio de ternura. Porque tengo para dar a raudales.

Lo siento, hoy estoy muy blandita. Necesito un abrazo.  

viernes, 3 de junio de 2011

"Diga 33...


desde hoy durante los próximos 365 días, por prescripción médica y porque así viene reflejado en su DNI"... Podría ser uno de los chascarrillos de hoy, aunque entre éste y la misticidad de la edad de "Josecristo", resulta difícil decantarse. La verdad es que nunca he entendido el porqué de esa comparación... Sí, ya, ya sé que es por el dígito, pero: ¿se dice porque te crucifican o porque resucitas? Uhm. Vaya usted a saber...

La verdad es, que, si el año pasado estaba mejor que dos de 16, este año me siento feliz y más que seré (siempre se puede mejorar). Sin más. Y sé que los 33 traen un regalo impresionante para mí, porque sí, porque lo merezco, porque lo valgo, porque así es, porque me toca, me toca una temporadita de GRAN FELICIDAD, de compartir, de aprender, de vivir, de "come, reza, ama"... Porque estoy abierta, dispuesta y disponible para recibir TODO LO BUENO que merezco.  Porque todo eso, ya existe para mí y viene fácilmente a mi vida.

De momento, para comenzar este cumpleaños, como banda sonora, ésta de Manel.


Pd. ¿Alguien quiere un trocito de tarta?