domingo, 20 de marzo de 2011

Lunera Prima Vera


El beso. Robert Doisneau. 1950.

"Lift me like an olive branch and be my homeward dove... Let me see your beauty when the witnesses are gone...Show me slowly what I only know the limits of... Dance me very tenderly and dance me very long, we're both of us beneath our love, we're both of us above...Dance me to the end of love." ("Dance me to the end of love". Leonard Cohen.1984)

Rutilante, lozana e impetuosa irrumpió en la noche, sin premeditación y con mucha alevosía, bajo el mejor foco que se pueda encontrar en escena: una inmensa luna llena alborotadora, desnuda y transparente, la más sensual y cercana de todas...La aparición de esta Primavera no podía ser de otra forma, de la mano de la luna más LUNA, la más lunera, la más cascabelera.

Curioso tándem. ¿Se dará por casualidad o por causalidad? Uhm. Sea como sea, esta coincidencia trae algo muy pero que muy bueno, lo intuyo, no sé qué es, pero la sensación flota en el aire y la verdad, es maravillosa y hace sentir bien, como una foto de Doisneau.

Bien... Sólo falta la banda sonora... En esta ocasión se me antoja una que revolotea constantemente en mi cabeza, "Dance me to the end of love", no la original de Leonard Cohen sino la versión de Madeleine Peyroux, maravillosa y envolvente, basta escucharla para sentir unas manos rodeando la cintura, el roce de una mejilla y el vaivén acompasado de los cuerpos al ritmo de la melodía.

Bienvenida, querida Prima Vera.



viernes, 18 de marzo de 2011

La chica chocolate



A la hora del café matutino la mayor sorpresa que te puedes llevar son unos bombones. Y si son belgas, mejor. Eso mismo ocurrió esta mañana al entrar en la sala de profesores en el momento "Camera Café" del día, entre chascarrillos y risas apenas me percaté de un paquetito blanco que había en la mesa. Ahí estaba, tan tímido y solitario, deseoso de que alguien le "metiera mano". Ay. ¿Y quien se puede resistir a un bomboncito? Si pecar fuese probarlo, confieso que he pecado sin nocturnidad y alevosía... Ahí estaba esa sensación: morder un poco y jugar con el chocolate en la boca, dejar que se funda en el paladar, sentir cómo se va derritiendo en la lengua y cerrar los ojos mientras se degusta y suspirar un breve "mmmmmmmmm"... Orgásmica sensación. Y quedarte más feliz que una perdiz.

La gran variedad de chocolates que existe se puede comparar con la variopinta tipología de personas que pueda existir, pudiéndonos encontrar con:
  • 100% puro cacao. Amargos y llenos de sabor.
  • Chocolate con leche. Dulces y empalagosos, del que te pegas un atracón y acabas aborreciendo durante un tiempo.
  • Rellenos de licor. Chispeantes y misteriosos si guardan una cereza dentro.
  • Espesos. Los que sólo son digeribles si lo pruebas poco a poco y descubres que es una explosión de sabores.
  • Los que se disuelven en leche. Prometen ser tan buenos como el chocolate espeso, pero se quedan en nada (de los "Nesquik" ni hablamos).
  • Chocolates con almendras y avellanas. Muy agradables al morder estos frutos, una mezcla muy atractiva aunque un poco conservadora.
  • O atrevidos como el chocolate con menta (la mezcla dulce/amargo/fresco es impactante y seductora, fascina).
De todos ellos, me quedo con el chocolate con naranja, una sensación indescriptible de placer chocolatero. Si fuese chocolate, sería una "bomba" de las que venden en la pastelería de la Plaza Mayor, me encantaría ser una semiesfera de esponjoso bizcocho de chocolate relleno de ídem líquido y recubierta por otro brillante... Con un toque a naranja y canela.




martes, 15 de marzo de 2011

Españoles en Japón

Tengo familia en Japón y estos días no han sido nada fáciles, dejados de la mano de Dios en todos los aspectos y literalmente por la naturaleza y por el Gobierno español.

El matrimonio se encontraba de viaje mientras sus hijos estaban en el instituto en Tokio y se enteraron del terremoto justo en el avión que les llevaba de vuelta. Tras una horrorosa hora y media aterrizaron en la ciudad, dejaron sus datos, números de emergencia para dar constancia en el Consulado español que habían vuelto y se pusieran en contacto con ellos, como cualquier ciudadano haría en una situación tan extrema como ésa.

En medio del caos, cogen un tren que a duras penas funcionaba para encontrarse con sus hijos, los cuales envían un mensaje angustioso: el primer reactor nuclear había explotado. Con pánico, miedo y nervios, el tren por fin los reúne, los cuatro están juntos. Juntos para volver al apartamento destrozado, coger dinero, ordenadores y cargadores de móvil, lo básico para mantenerse en contacto y huir. El éxodo comienza, ¿a dónde? No sabemos. Sólo hay que salir de allí como sea.  

A día de hoy están a salvo en Bangkok. Y a día de hoy, el Gobierno español no ha hecho nada. NADA. Ni se han molestado en llamarlos por teléfono para comprobar si siguen allí o han salido del país. A comparación con los otros compañeros de viaje de mis familiares, a los franceses el gobierno francés les puso aviones para salir de Japón, y el gobierno alemán les da dinero y todo lo que necesiten. Los españoles no reciben... NADA.

Vergonzoso. Y dicen que ponen todos los medios... Eso es mentira. El consulado sólo y únicamente debe existir para cortar jamón y dar vino cuando les visita el Rey, porque en esta ocasión no han movido ni un sólo dedo. Me indigna tremendamente y sí, en esta ocasión duele mucho más porque lo ha vivido en primera persona personas que quiero, mi familia.

Basta de mentiras. No os creáis lo que diga el Gobierno y las ayudas a los españoles, porque no es verdad.

Pd. Inmejorable el servicio de las redes sociales. Yo he estado al tanto cada minuto, cada segundo de todo lo que ocurría gracias a que se comunicaban a través del móvil por Facebook, incluso por Google y la aplicación que sacó para buscar a personas desaparecidas en el terremoto. Eché de menos una aplicación como esa de nuestro país, para buscar a los nuestros. Y no lo había. Lamentable.

martes, 8 de marzo de 2011

Tengo un amor en La Habana...


...Y otro en Andalucía.

Porque tengo el corazón loco y dividido. Mi corazón es marinero, tiene amores encendidos en cada mar, en cada puerto. Amores tranquilos, pasionales, de esos que te hacen sentir viva y se aman a todos por igual. No podría vivir sin ellos, mucho menos decidirme por unos o por otros. Así tengo el corazón, partido entre Norte y Sur. Si me diesen a elegir, ni el rey Salomón daría con la solución.

Parte del Sur corre entre mis venas, la que irriga mi cuerpo haciéndome cálida, pasional, más sentimiental que racional. El sur es una filosofía, un sentimiento. Una forma de entender la vida y la muerte. El sur es corazón más que cabeza. Intuición más que razón. Arte más que ciencia. Pasión más que reflexión. El sur es un patio con pozo y con macetas, un balcón chorreado de geranios, un pueblo blanco, una calle estrecha, una mujer con hechuras y honduras. Es un olor a pan caliente, a azahar y a jazmines...

Ése es mi Sur. Dicen que es la España de pan, fiesta y pandereta. Yo sonrío y, con pícara guasa (que sorna con gusto no pica...) cojo las bombas que tiraban los fanfarrones y con ellas me hago los tirabuzones.

Hoy te añoro, Cádiz.



viernes, 4 de marzo de 2011

Un dragón en el pasillo y el caballero sollozante


No, no estoy fumada y tampoco he visto un dragón en los pasillos, pero viendo lo visto, es lo que me falta por ver.

Mi mañana empezó rutinaria, tranquila y alegre, como siempre, hasta que:

-Una convención de hadas madrinas y magos se cruza por mi camino.
-Una junta extraordinaria de príncipes azules y princesas de cuento.

-Un Caballero de la Tabla Redonda aparece en el despacho hecho un mar de lágrimas con Excalibur en una mano y en la otra un guante-teta-de-vaca-con-cinco-pezones rellena de dos cubitos de hielo como remedio casero para un dedo hinchado tras el ataque de Spiderman.

-Pitufina zascandileando sigilosa en búsqueda de la cámara digital perdida.

-Un fornido moreno de 1'85 cm, complexión atlética, ojos rasgados, de "toma pan y moja" y músico entrando al acecho frente a mi mesa, no para proponerme indecentemente que sea su guitarra y me deje afinar, no, hoy no. No porque no me dejo afinar por un fornido moreno atlético vestido de bebé enfundado en traje rosa chicle, con chichonera en la cabeza y pantalones cortos enseñando melenas al viento y calcentines, que, gracias a Dios, eran negros y no blancos. La conversación ha sido muy surrealista: él balbuceando y yo, desternillada sobre la mesa. Un auténtico show.

Sólo me falta encontrar una rana con pelos, una abuela que fume y un dragón en el pasillo que me diga "¡Sube chata, que te llevo!".

martes, 1 de marzo de 2011

Cómo ser mariposa y no morir en el intento


Anoche soñé que era una mariposa.


Al despertar no supe si era una
   mujer que había soñado ser una mariposa
o
u
n
a
mariposa que soñó ser una mujer.