viernes, 30 de abril de 2010

"Hola...¿Qué tal te ha ido hoy?"



Si esta frase susurrada en la oscuridad acompañada del chasquido de un Zippo y los acordes del "Love theme" de Vangelis (de "Bladerunner") no te provocan cosquilleos en el estómago ni el despertar de los sentidos a la primavera de los recuerdos, olores, colores y calores estivales de la juventud, es que te perdiste la oportunidad de descubrir a Rafa Arboleda. Era, y es, un locutor mágico, cercano, y muy muy especial. Lo descubrí en una de tantas noches de estudio adolescente, esas noches de mayo-junio en las que el calorcito va modelando madrugadas deliciosas, aderezadas con brisillas agradables (y muy agradecidas). Y, a esas noches perfectas se le unió esta voz, sus susurros y sus canciones. Y sus divagaciones. Y sus exhalaciones de humo eternas. A mí me cautivó, y aún me tiene así. Le perdí la pista al desaparecer de la faz de las ondas, pero aún seguía poniendo voz a anuncios, como aquel mítico de Larios y sus "Tantas noches por vivir..." . Hasta que hubo el soñado (mucho más deseado) reencuentro. Por fin. Volver a tener la certeza que esos susurros pegados a un micrófono van dirigidos a mí, tiene ese don, el de hacer sentir que es a tí a quien se dirige, a sentirte protagonista de sus pensamientos, todo ello regado con buenísimas y variadas canciones (como él musitaría: "coplas"). Puro eclecticismo, del bueno, como me gusta, las "coplas" de siempre, esas que dejan huella y van unidas a cafés de medianoche, primeros cigarrillos a escondidas, a revuelos primaverales adolescentes y apuntes de Física y Matemáticas, y ese jueguecito que los oyentes hacíamos cuando Rafa susurraba "X,Y,Z..." y comenzaba a sonar los primeros acordes de "Espiando a mi vecina de enfrente" de Un pingüino en mi ascensor, en el que encendíamos y apagábamos el flexo como si nuestras habitaciones fuesen faros en la noche, y si alguna de ellas veías alguna iluminarse como la tuya, es que él también le estaba acompañando, o se anhelaba vislumbrar algún vecinito o sentirse la vecinita de enfrente... Todo esto es la voz de Rafa Arboleda. En este mismo momento lo estoy escuchando (sí, aunque sea radio, a Rafa no se le oye, se le escucha) absolutamente entregada, maravillada y feliz.

Enlazo el último programa que subió en su blog. Próximamente volverá a emitir y a "encender la noche".

Pd. Gracias, gracias, gracias Rafa por volver.

http://www.ustream.tv/recorded/2002090

miércoles, 28 de abril de 2010

¿A qué sabe la luna?



Esta noche me pondría de puntillas para poder tocar la luna, ¡está tan preciosa así de llena! Parece de juguete. A veces me pregunto a qué sabrá la luna. Puede saber a...

Nada. Poco. Todo. Nube. Cielo. Olas. Mar. Sal. Azúcar. Miel. Queso. Miel con queso. Que Sabe a. .. Beso.


Hoy subiría a un monte alto y, de puntillas, asomaría la punta de la lengua para probar esa gran bola de helado que es la luna.











lunes, 26 de abril de 2010

50 años de Dolce Vita

Este año un sueño cumple cincuenta años, y no un sueño cualquiera, sino un sueño felliniano, el que marcó un antes y un después en la historia del cine, convirtiéndose en un símbolo de estilo de vida por su exhibición de los excesos y decadencia. Fellini era de los poco que supo reflejar en el cine estas sensaciones, esos personajes en ocasiones esperpénticos y escenas de lo más oníricas y fantasiosas. Se le puede tachar de excesivo o kistch, pero nadie trató los siete pecados capitales como él y sus consecuentes decadencias y críticas, ni nadie plasmó sus sueños, recuerdos, imágenes y pensamientos tan fantásticamente como Federico. Lo que más me gusta de Fellini es la capacidad de mezclar el mundo onírico e imaginativo que habitaba en su mente con una gran carga sarcástica contra la sociedad, como ocurre en esta película gracias a su "alter ego", el vividor interpretado fabulosamente por Marcelo Mastroianni. Por cierto, esta película "inventó" el término "paparazzi", todo surge por uno de los reporteros gráficos que aparece en la ella, llamado Paparazzo.
De la película me quedo con la escena en la Fontana de Trevi, una antológica del cine, en la que Anita Ekberg se pierde por callejuelas romanas y al girar una esquina, se topa con la fuente... O la fuente con ella (¿cuál de las dos queda más impresionada?). Lo más llamativo es que Fellini podía haber elegido cualquier "maggiorata" para el personaje de la aristócrata perseguida por la prensa, pero se quedó con una sueca, y la verdad, la Ekberg no tiene nada que envidar a las italianonas. Como siempre, Fellini da en el clavo en la elección del símbolo de "mujer, mujer" (por mucho que le pese a Karl Lagerfeld...). Me encanta. Lástima que no se le pueda emular en la fuente, porque cae una multa impresionante con bronca de los cabarinieri incluida. Personalmente, me encantaría hacerlo... Y que me multen lo que quieran.

Pd. ¿Quien se atrevería a censurar esta escena, como se ha hecho con un anuncio en Estados Unidos hace unos días, por aparecer una mujer con un "alto grado de VOLUPTUOSIDAD"?






viernes, 23 de abril de 2010

¿Conoces el BOOK?


Para estar a la última, hay que estar al tanto en los últimos avances tecnológicos. Desde aquí os animo a conocer y adquirir este revolucionario objeto que cambiará nuestras vidas. No os defraudará.

Pd. Si es que los tiempos avanzan una barbaridad...

jueves, 15 de abril de 2010

Photoshop o el arte de ser una sílfide


Hoy en los telediarios, salta como noticia importante que una cantante (¿se puede considerar a Britney Spears como tal? Bueno, ése es otro tema) decide que se publiquen unas fotos publicitarias sin retoques, mostrando tal y como es. Lo que llama la atención es precisamente esto, que el enseñar cómo se es realmente atreviéndose a mostrar lo que algunos denominan "defectos", véase celulitis, papada, arrugas, etc., todo aquello que parece "molestar" a la vista se pueda llegar a considerar un delito. Si nos descuidamos, "tener chicha" es pornografía... Pero de la dura. Ésos mismos que "denigran" el cuerpo femenino y sus características formas curvilíneas no sé qué pensarían de la forma en que veían a las mujeres grandes pintores como Rubens y sus tres Gracias; de Modigliani y las modelos que posaron para él; de Goya y esa Maja tan discreta vestida o tan pudorosamente seductora al desnudo; o de Velázquez y su serena Venus. Seguramente les harían "fotochó" a diestro y siniestro ocultando su belleza. Un sacrilegio.

Al igual que hoy, hace unos años saltó a la palestra o mejor dicho, a la pasarela Cibeles, para más señas, que se debía superar un número determinado de IMC (Índice de Masa Corporal), llegando así a evitar la promoción de maniquíes anoréxicas y bulímicas. Bien. Reivindicar que las mujeres que allí aparecen no son todas las que existimos, no está mal. Vamos por buen camino. Porque hoy en día, parece que lo raro es reivindicar que las mujeres, las verdaderas mujeres, no somos como se nos intenta inculcar desde los medios que debemos ser, renunciar a nuestras curvas y pequeños detalles que nos diferencian y hacen que seamos únicas unas de otras. Quizás la moda de recauchutarse el ABS y la tracción trasera mientras se es el espíritu de la golosina está en alza desde hace unos años, pero hace apenas unos cincuenta o sesenta años, el canon de belleza femenina era otro totalmente diferente, en el que se representaba las formas femeninas tal cual son, redondas y normales, como la mayoría de las mujeres. Me estoy refiriendo a Marilyn, a Ava, a las maggioratas, el tipo de mujer mediterráneo, todo curvas y genio explosivo, a las que Pedro Almodóvar dijo de ellas que son "auténticas fuerzas de la naturaleza, con un culo y unas tetas en las que toda la familia se apoya para sobrevivir" (sic). Si no existiesen, alguien debería inventarlas. Si no fuese por ellas, la autoestima de muchas mujeres estaría por los suelos, la mía, la primera. ¿Qué sería de las mujeres como yo? ¿En quién nos podríamos "ver" (uuufff ojalá pudiese llegarle a los tacones a alguna de ellas) en momento de fiebre anoréxica cuyas reinas con Kate Moss y Twiggy?

Sin embargo, este verano un diseñador famosísimo alemán, soltó una perlita tachando a toda mujer que no sea plana, no es digna de llevar sus modelos. Bien bien... Señor Lagerfeld: a ver si se entera, las mujeres reales y absolutamente femeninas ¡TENEMOS CURVAS! Y si no las tuviésemos, no seríamos mujeres. Usted, con su última máxima, jamás vestiría a una rubia como Marilyn Monroe, ni a una morena como Sofía Loren ni a una pelirroja como Rita Hayworth. Las mujeres no te queremos ni tú nos mereces. Sastrecillo de pacotilla.

Pd. Main Herr Lagerfeld: Si le retase a un duelo, éste sería mi guante...

martes, 13 de abril de 2010

Día lluvioso con Aleixandre


Hoy es uno de esos días en los que en vez de trabajar, apetece mucho más quedarse en casa, abrigarse con una chaqueta de lana y mirar cómo llueve a través de la ventana. Una imagen un tanto melancólica si además se lee poesía y se acompaña con música clásica, sin ofender al sonido de la lluvia sobre el cristal.
En un día como éste, apetece el Preludio de la Suite nº1 para cello de Bach de fondo mientras se recuerda el "Se querían" de Vicente Aleixandre, abrazarse frente al cristal y dibujar en él siguiendo las estelas dibujadas por las gotas de agua.
Pd. De haber aprendido a tocar algún instrumento, me hubiese decantado por el violonchelo, por resultar el más "humano" de todos, porque al igual que a las personas, hay que abrazarlo y acariciarlo para hacerlo sonar.


Se querían
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
Vicente Aleixandre

martes, 6 de abril de 2010

Misirlou

Un día por casualidad o causalidad, indagando en la música klezmer (música sefardí) encontré una canción que de primeras, por el título, no me decía nada. Pulse el play y no paraba de repetirme "¿de qué me suena?, ¿donde la he oído antes?", hasta que caí en la cuenta que era el "Misirlou" de Dick Dale, la canción principal de "Pulp Fiction". Aluciné en colores una y mil veces. ¿Cómo era posible que fueran la misma con versiones tan diferentes?
He aquí la explicación: Dick Dale, guitarrista pionero del rock surfero, nacido en Beirut, versionó esta canción tradicional cuyo origen se desconoce, pues griegos y turcos se la atribuyen por igual. Lo que sí es conocido es que tanto griegos, turcos, judíos y árabes la han cantado y bailado, formando parte del extenso repertorio en sus celebraciones. Dick Dale tomó el ritmo rápido de tocar la cítara adaptándola a la guitarra eléctrica, ése fue el gran descubrimiento. Esta canción, "Misirlou", narra el amor imposible de una mujer egipcia (ése es su significado literal) con un cristiano.
Desde que conocí la original no conocida, me tiene fascinada. Aquí os dejo la música para que comparéis y os asombréis con la versión conocida y la original desconocida.


viernes, 2 de abril de 2010

Toda una vida... Esperando en el cielo

Dicen que las mejores historias de amor terminan en drama. La mejor historia de amor que he conocido no acabó así. Acabó tras cumplir cincuenta años de casados. Ella era morena, de ojos oscuros, alta (algo más para lo que se acostumbraba a la época) y muy guapa; él era castaño de ojos claros,grises gatunos que cambiaban según la iluminación y su estado de ánimo, alto y gallardo (algo más, también, según se acostumbraba a la época). Los dos chiquillos, de apenas 19 y 15 años, se conocieron, ambos muy jóvenes:él vendía adoquines los días de fiesta y, ella, lo veía recitar su retahíla: "¡Adoquines vendo! ¡Vendo adoquines!...". Ella se fijó en ese muchacho alegre y vivaracho y él, cegado de amor y tanta hermosura, se fijó en aquella muchacha tan seria y bella de ojos sinceros...La chispa no se hizo esperar y el amor surgió. Él, tras innumerables visitas y recogidas al atarceder en la puerta de su amada, múltiples ( y virginales y tímidos, casi pecaminosos "sí pero no") y cartas desde el frente , le pedía matrimonio y ella, le hacía esperar cauta (para la época, debía hacerlo, no estaba bien visto decir sí a la primera o segunda ocasión...). Pasaron tres desgarradores años y, ese deseo se cumplió. Por fín ese deseo mutuo se hizo realidad y los dos, se hicieron uno. Una boda sin banquete. Una aventura lejos de su tierra, fuera de la península y... ese uno se convirtió en diecinueve. Cinco hijos y catorce nietos ( tres hijas, dos hijos; trece nietas y un nieto).

Hoy, no sé por qué aparece esta historia en mi memoria, ni por qué los recuerdo. Más que recordar, hacerlos presentes, porque siempre estarán en mí, lo mismo que yo permanezco en ellos, aunque físicamente no lo estén... Tal vez porque Machín (y Nat King Cole) evitablemente me recuerda a ellos, porque estas dos canciones van íntimamente relacionadas con ellos, a quienes he visto reír, llorar, cantar y bailar con ésta y otras músicas ( por suerte, porque no todo el mundo puede decir que ha visto a sus abuelos "vivos").Porque cada vez que las escucho se abre mi pecho y encoge el estómago, haciéndome brotar lágrimas de tristeza y alegría agridulce, casi melancólica. Porque por más que pasen años y no estén, los sigo queriendo estén donde estén. Porque gracias a ellos, soy quien soy. Porque por más años que pasen y yo siga creciendo, seguiré siendo su "nenita".


A Fermín y Emiliana, mis yayos (mis "yayitos").