miércoles, 31 de marzo de 2010

Un toque de canela



"- Tu no te olvides nunca de mirar las estrellas estés dónde estés. Ya sabes que en el cielo podemos ver muchas cosas y que hay otras que quedan ocultas. Háblales a los demás de las cosas que no pueden ver porque a todos nos gusta disfrutar de lo desconocido.
Ocurre lo mismo que con la comida, ¡qué importa que no se vea la sal! Si la comida es sabrosa y podemos saborearla.
No se ve, pero la esencia..está en la sal."
El abuelo Vassilis a su nieto Fanis (Un toque de Canela)


Gastronomía es una palabra que encierra otra: astronomía. Así repite el abuelo de Fanis, para que su nieto comience a vislumbrar que en cada cosa hay un interior relacionado y que el cosmos -como su etimología lo indica- es un orden. Dicho orden puede hacerse generoso de aromas y sabores. Le explica que la pimienta da calor y quema, relacionándola con el Sol, el Sol es el centro de todo y puede verlo todo, por eso la pimienta va bien con toda clase de comida, la Tierra contiene la vida, la vida tiene sabor y lo que realza el sabor siempre es la sal. "Lo oculto - el abuelo le enseña a Fanis- es lo que a la gente le seduce: como la sal de las comidas...".

Al igual que a Fanis, el protagonista de "Un toque de canela", algo así ocurre con mis recuerdos gastronómicos. No sé cómo me las apañaba, pero siempre estaba metida en la cocina de mis abuelos. Me encantaba estar, observar cómo cocinaban, qué condimentos ponían... Tal vez sea una forma de conocer a las personas, porque cocinando se puede llegar a saber cómo es el cocinero, no sólo por la forma de trabajar ni por lo que utilice, sino porque también la cocina es un lugar de encuentro, de charla. Se "guisan" alegrías, tristezas. Vaya, esto me lleva a "Como agua para chocolate" jeje, tan cierto como la vida misma, según el estado anímico con que cocines así saldrá la comida (como Tita), de ahí torne sentido ese dicho popular de "cocinar con amor". Cierto. Retomando el tema de las especias y recuerdos, son muchas las especias que conozco y me gustan, pero las que más apego tengo son el comino; las especias morunas, algo que nunca faltaba (ni falta) en reuniones familiares, esta especia para mí tiene un significado de reunión, fiesta, alegría, siempre las relaciono con hacer pinchos morunos, algo que toda la familia organizaba tácticamente: los hombres a calentar las brasas y las mujeres a preparar el aliño, con la correspondiente inserción de los trozos de carne en los pinchos; y la canela. La canela siempre ha estado presente en mi vida desde muy pequeña, no sólo en los postres, mi madre en vez de poner colacao o café, nos echaba canela a la leche. Una delicia. Yo no sé si será por eso, pero es mi favorita. Destapar el frasco donde la guardo es descubrir la caja de los sentidos, el aroma que desprende me cautiva, tanto, que podría estar absorta lago tiempo reteniendo su dulce olor y sabor. La utilizo en el té; en la leche, algo escandalosamente sabroso; en las comidas; una pizquita en el ron... Es una especia que embriaga, enamora e invita a abrir el alma consigo misma y con los demás. Seductoramente dulce y picante. Perfecta.

Pd. "...Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
airosa caminaba la flor de la canela.
Derramaba lisura y a su paso dejaba
aroma de mixtura que en el pecho llevaba..."




sábado, 27 de marzo de 2010

¡Bienvenida señora Primavera!

Kiss my petals and weave me throught a dream...



La primavera, sinónimo de alergia para unos y de alegría para otros (jo que maravilla saltar de una palabra a otra con sólo cambiar una letra de lugar)... Queda inaugurada oficialmente, aunque para mí se adelantó sin quererlo, cosas del cambio climático. Termina el deshielo dando paso a la floración, el verdeo campestre, el despertar de los sentidos, alteración del fluir sanguíneo, fin de la hibernación... ¡Fuera abrigos y bufandas! ¡Paso a la revolución primaveral! El reinado de los colores vivos se impone... Energía a tutiplén.

Esta primavera, suena a "Les Fleurs" de Minnie Ripperton. Esta canción invita a soñar, a ser etérea, volátil, frágil, sensual y delicada como una flor, a andar descalza por la hierba y comenzar a levitar muy despacito, a cámara lenta; a sentirse Afrodita como el cuadro de Botticelli, a ser una flor más... Esta recién estrenada estación nos hace un guiño coqueto moviendónos a adornar nuestros balcones con macetas y flores, a sembrar nuevas semillas, nuevas ilusiones. Yo ya lo he hecho. Con geranios, margaritas y claveles. Y ha quedado precioso.




Viene tímida pero dando guerra. Como esta canción, muy sensual, colorida y optimista. Y sólo ha sido el comienzo... Quedan tres meses por delante. Ya veremos cuando se empiece a alterar la sangre...



jueves, 25 de marzo de 2010

El hombre de la manzana



7:10 de la mañana. No importa qué mañana. Ni qué día. En ese instante, frente a la parada de autobús, camina un hombre alto, bastante alto (a mí me parece más largo que alto), delgado, con barba, un poco achepado, anda por el paso de cebra. Con paso abotargado, denso, cansado pero rápido, pisa firme el asfalto cebreado. Un, dos, tres...¡ñam! Acerca su mano derecha y muerde una manzana amarilla. Sigue caminando mientras mastica la fruta. Desaparece en la lejanía...

Esta escena la vivo todas las mañanas. Todas. En el mismo minuto. No falla ni un día. Y me pregunto: ¿Dónde irá? ¿A trabajar? ¿Y dónde? ¿O vuelve? ¿Por qué una manzana y no una pera? ¿Y por qué amarilla? ¿Le gusta más las Golden que las Reinetas? ¡Qué juego da observar, caray! A veces me gustaría ser invisible y abrir una ventanita con otros lugares, sitios y mirar qué pasa en ese mismo minuto. Un minuto. Una persona. Una historia.

...Algún día descifraré el enigma del hombre de la manzana amarilla.